Mercurio en la leche materna colombiana

Por: Camilo Prieto Valderrama.

El mercurio derivado de la extracción ilícita de oro en Colombia ha dejado de ser un riesgo exclusivo de quienes lo manipulan. Este metal pesado ha llegado hasta la leche materna.

Cuando se discute cuál es el principal problema ambiental en Colombia, que a su vez genere efectos sobre el planeta, se proponen como candidatos las emisiones de carbono provenientes de los fósiles, la deforestación, la ganadería extensiva y los cultivos de uso ilícito. El gran olvidado en esta lista es el mercurio y la barbarie que lo acompaña. Según los datos del Instituto Nacional de Salud, Colombia es el país con mayor contaminación de mercurio per cápita del planeta, superando a países como China e Indonesia, pese a que en nuestro país está prohibido su uso en las actividades mineras. El mercurio es un metal pesado altamente tóxico que ha sido utilizado mundialmente como una de las técnicas artesanales de extracción de oro desde hace más de 3000 años. Otras estrategias como el barequeo no lo requieren, pero lamentablemente la amplia difusión del uso de este metal ha llevado a que en la actualidad más de 100 millones de personas en el mundo estén en riesgo directo e indirecto de toxicidad.

Desafortunadamente ni los peces, ni los seres humanos podemos metabolizar el mercurio y este se acumula en nuestros tejidos al ser ingerido en la comida, en el agua o mediante vapores que terminan siendo respirados. Si usted recuerda al sombrerero presentado por Lewis Carrol, en Alicia en el país de las maravillas, podrá recrear los efectos sobre el sistema nervioso que desencadena el mercurio. Solo hasta mediados del siglo XX se pudo establecer que la conocida enfermedad: “locura de los sombrereros”, era explicada por la acumulación crónica de mercurio durante la fabricación tradicional de estos elegantes accesorios.

El uso galopante de este metal pesado ha llevado a que en Ayapel (Córdoba), según la evidencia disponible en el Instituto Nacional de Salud del año 2015, de 45 especies de peces estudiadas, un 42,2% superaron la concentración máxima permisible de 0,5 μg/g establecida por la FAO/OMS. Debo aclarar que, para proteger a la población vulnerable (menores de 15 años, mujeres embarazadas y consumidores frecuentes), el límite es de 0,2 μg/g, por lo que el número de especies que superan este nuevo margen llega a un 80%. En 2018 fue publicado un estudio diseñado por investigadores de la Universidad de Antioquia que se enfocó en una población de 150 madres lactantes habitantes de municipios auríferos antioqueños y encontró un resultado escalofriante: En el Bagre, 16,4 % de las muestras de leche materna superaba los niveles permisibles de mercurio, en Zaragoza un 7,1 %, mientras en Segovia la cifra fue de un 10,2 % y en Remedios un 5,6 %.

En octubre de 2013, 140 países firmaron el Convenio de Minamata, por el cual se busca ponerle freno global a los desastres precipitados por la contaminación mercurial. Colombia aprobó este Convenio mediante la Ley 1892 de 2018, y el 26 de agosto de 2019 fue ratificado por el país sin exenciones y ese día el presidente Iván Duque dijo que Colombia debería ser un país libre de mercurio para el año 2023. Una meta que con numerosas evidencias no se ha cumplido. No hay duda alguna: el uso del mercurio en Colombia está prohibido en la minería, pero a pesar de esto, el comercio ilícito desde México y desde otros países productores sigue activo. En el mercado ilegal el precio de un kilogramo de mercurio, el cual se puede almacenar en un frasco del tamaño de un parcial de orina, ronda el millón de pesos. Iniciando el 2023 la Procuraduría General de la Nación informó que la extracción ilícita de oro estaba depredando al menos 10.503 hectáreas de bosque en el Bajo Cauca, y mientras esto ocurre, las toneladas de mercurio pasan por los puertos y por las carreteras sin que ninguna autoridad las vea.

Cuando el fotógrafo Eugene Smith le mostró al mundo los estragos que estaba generando la contaminación por mercurio en la bahía de Minamata (Japón), seguramente jamás imaginó que un país suramericano, que se jacta de su biodiversidad y de su riqueza hídrica, tuviera a madres lactando a sus hijos con dosis mercuriales. Colombia liberó al ambiente entre 50 a 100 toneladas de mercurio al año en la década pasada, lamentablemente no tenemos cifras actuales, pero si sabemos que estos vertimientos ilícitos y sin ningún control resultan altamente nocivos para la salud humana y para la biodiversidad.

 

Imagen: https://pixabay.com/users/nealsmithphotos-28002179/

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