La estrategia nuclear de China

Por: Camilo Prieto Valderrama.

La mayor inversión de la historia en energía nuclear será realizada por el país asiático, como estrategia para descarbonizar su economía

En la actualidad, China es el país que más genera emisiones de gas efecto invernadero, lo cual lo hace responsable de, al menos, el 30 % del gran total mundial. Aproximadamente, un 66 % de su electricidad se origina en el carbón, y pese al gran desarrollo industrial, muchas de sus ciudades tienen una calidad del aire riesgosa para la salud humana. Todo lo anterior motivó a que, en 2020, el presidente Xi Jinping se comprometiera a conseguir la carbononeutralidad para el año 2060 realizando una colosal inversión en energías renovables. Es de tal magnitud dicha inversión que hoy este tipo de energías crecen más del doble en China que en la ue y usa, juntos. Sin embargo, es mandatorio señalar dos problemas: el primero, este tipo de fuentes energéticas no logran suplir la demanda de energía firme que, actualmente, le brindan el carbón y el gas al país; y, el segundo, que, ante la creciente demanda de energía, el Gobierno chino no quiere tomar riesgos de cortes de energía como ya les ocurrió en septiembre de 2021 en varias ciudades. En este punto entra en el tablero la energía nuclear. En la actualidad, cuentan con 50 reactores operativos y 16 en construcción, y, como desde 2021 la energía nuclear se volvió una prioridad, se están alistando para construir 150 reactores nuevos en los próximos quince años, es decir, más de todos los que se han construido en el mundo en los últimos 35 años. Según los informes de China General Nuclear Corporation (CGN), una de las dos empresas estatales que operan las centrales nucleares del país, este proyecto aumentará la capacidad instalada en cerca de 200 gw y equivale a una inversión superior a los 440 000 millones de dólares.

Ahora bien, ¿en qué se fundamenta China para realizar esta apuesta de cifras astronómicas para reducir sus altamente contaminantes emisiones de CO2? Para responder hay que pensar en varias razones. Inicio por mencionar que la energía nuclear genera aproximadamente 170 veces menos CO2 que el uso del carbón térmico y alrededor de 80 veces menos que las centrales térmicas de gas natural. Asimismo, el gas emitido en las torres de refrigeración de las centrales nucleares es vapor de agua y las tecnologías han evolucionado enormemente en aspectos de seguridad de la operación y en el manejo de los desechos radiactivos. Otro aspecto medular es el factor de planta, el cual supone el porcentaje de disponibilidad que tiene una central y que podemos asociar al tiempo, en el año, que una central está aportando energía al sistema. Para tener una idea de las diferencias entre las alternativas energéticas, he querido citar el caso de usa basado en los datos de la International Energy Agency (iea). Tenemos, entonces, que las centrales nucleares tienen una disponibilidad para generar energía del 92.5 %, el gas natural del 56.6 %, las hidroeléctricas de 41.5 %, el carbón de un 40 %, la eólica de 35.4 % y la solar de un 24.9 %. Es claro que no existe ninguna fuente de generación de energía libre de riesgos y que cada una encierra ventajas y desventajas. No obstante, ante la demanda creciente de energía que apueste por una reducción de las emisiones, la energía nuclear ha aumentado su participación en usa, la ue, Asia y África.

El plan nuclear de China, muy probablemente, revolucionará el mercado de la energía nuclear en el mundo. Cambiarán los costos, las tecnologías y se estimulará a que otros países busquen no quedarse relegados. En América Latina, Brasil, Argentina y México producen electricidad a partir de reactores nucleares, mientras Chile, Bolivia, Perú y Costa Rica cuentan con una ley de seguridad nuclear y se están preparando para las próximas décadas. ¿Qué está pasando en Colombia? Lo veremos en otra columna.

Imagen: https://pixabay.com/users/rinatbrilik-910181/

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