Hay dos sucesos de los que se viene alertando desde hace décadas para el futuro de nuestra especie: el primero es el el cambio climático y sus potenciales consecuencias, especialmente las sequías. El segundo es acelerada sobrepoblación y la nueva distribución de la humanidad, esto debido a que este es el primer siglo de la historia en el que hay más personas viviendo en las urbes que fuera de ellas y se calcula que para el año 2050 esta proporción será de 75% frente a un 25% viviendo en el campo. Asimismo, lo que para muchos incrédulos es una hipérbole delirante, para Ciudad del Cabo en Sudáfrica, es el presente.
La segunda ciudad más grande del país surafricano, con cuatro millones de habitantes, se encuentra a pocos meses de ser la primera ciudad del mundo sin agua para suplir la demanda diaria de sus habitantes. Este acontecimiento es una adelanto de la escasez de agua que afectará a 5.000 millones de seres humanos de aquí a 2050 según lo señala la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en un informe presentado en el Foro Mundial del Agua en Brasilia. El informe describe que la demanda hídrica global se ha “multiplicado por seis” en los últimos cien años y que crece a un 1 % anual. Las perspectivas demográfica nos muestran una población mundial, actualmente de 7.700 millones de personas, la cual alcanzará en 2050 las 9.400 millones.
A pesar de las grandes asimetrías económicas entre los países, el informe describe que el Producto Interior Bruto (PIB) mundial aumentará 2,5 veces y que la demanda global de productos agrícolas ascenderá un 60 % en el 2025. Estas proyecciones se plantean en un escenario afectado por el cambio climático. Adicionalmente no podemos olvidar que el riego para la agricultura representa el 70 % de las extracciones de agua mundial.
Vivimos en un país poco responsable con el agua. No existe ninguna ciudad de Colombia con una política de reciclaje de aguas y más del 50% de las fuentes hídricas se encuentran en mal estado. Ciudad del Cabo no es una noticia futurista ni es el relato de un ambientalista fanático; esta ciudad es una imagen en espejo de un futuro que pareciera sernos equívocamente ajeno. Tal vez la abundancia hídrica de la cual hemos gozado por milenios aunado a una pueril conciencia ambiental nos ha llevado a subvalorar el bien común más potente del planeta.