Esta tecnología nuclear prolonga la vida de los alimentos y facilita la eliminación de patógenos
Desde el inicio de la agricultura, la humanidad ha enfrentado dos problemas: las plagas y la conservación de los alimentos. Para atender estas dificultades, han surgido múltiples tecnologías que han permitido, durante 10 000 años, que esas dos situaciones no impidan alimentar a la mayoría de la humanidad. Ahora bien, a pesar de los adelantos tecnológicos, aproximadamente, un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial se pierde o se desperdicia, según los datos de la fao, y los costos globales asociados a los daños de los cultivos, por la acción de diferentes patógenos, supera los 70 000 millones de dólares al año.
Hace más de cincuenta años surgió una técnica fitosanitaria que aprovecha la energía de los núcleos de los átomos del cobalto-60 y permite prolongar la vida de carnes, frutas y verduras: la radiación de alimentos con rayos gamma. Con ella se neutralizan las bacterias patógenas y se reduce el riesgo de enfermedades relacionadas con la ingesta de alimentos. La radiación modifica el proceso de deterioro de la comida, lo que facilita preservarla más tiempo y garantiza un grado mayor de inocuidad y calidad. Esta tecnología nuclear también es un método apto para el control de plagas, pues mantiene la seguridad fitosanitaria de los productos frescos que se comercializan en el mercado internacional, al impedir que los insectos y otras plagas se desarrollen y se reproduzcan. Esta técnica, que igualmente se puede efectuar con rayos X, no altera el valor nutricional de los alimentos ni convierte a los alimentos en radiactivos.
Actualmente, existen más de 135 centros en 47 países que irradian alimentos, y unos 60 estados permiten el consumo de productos irradiados, entre los que se encuentran: carnes, pescados, mariscos, bulbos, tubérculos, cereales, legumbres y semillas de diferentes especies. La evidencia ha demostrado que, así como la pasteurización o la refrigeración, la irradiación es una técnica que permite conservar los alimentos en mejores condiciones por más tiempo al suprimir los microorganismos que podrían ser lesivos para la salud humana. La irradiación consigue inactivar las larvas de Trichinella spiralis, que pueden contaminar la carne de cerdo y desencadenar una triquinosis. A su vez, es efectiva para controlar el género Salmonella y varios tipos de Escherichia coli. También actúa sobre las famosas lombrices solitarias (tenias) transmitidas por los cerdos y por el ganado vacuno, y sobre los parásitos Anisakis en el pescado.
En la región, países como Brasil, Cuba, Argentina y México irradian con éxito miles de toneladas de guayaba, mango, papaya, semillas y carnes, lo que hace más competitivas sus exportaciones hacia Europa y usa. En Colombia no contamos con un radiador gamma industrial que nos permita la aplicación de esta tecnología. El desarrollo de la ley de seguridad nuclear y protección radiológica, que inicia su trámite en la próxima legislatura en el Congreso, puede ser el impulso que nos permita aprovechar la energía de los fotones del cobalto-60 y de los rayos X como una medida fitosanitaria.